1949. Billy Wilder estaba buscando realizar otra película de tono 'oscuro' como fue su gran éxito en 1944 'Perdición', uno de los más grandes noir de la historia del cine. La idea básica de 'El crepúsculo de los dioses' se la proporcionó su habitual socio en escritura de guiones Charles Brackett, posiblemente después de leer una serie de artículos sobre actores del cine mudo. Ya en los años 40, el cine mudo estaba muy olvidado y relegado a proyecciones minoritarias en filmotecas y espacios similares. Apenas un par de años, casi toda la industria fílmica había ignorado el funeral de uno de los pioneros del cine: D.W. Griffith. El cine sonoro, que solo había irrumpido hace veinte años, había sepultado al cine mudo, tanto a sus películas como en las estrellas de aquellos años, algunas incapaces de dar el salto al cine sonoro. Gloria Swanson era una de aquellas estrellas del cine mudo que fueron languideciendo. Fue una oportunidad que no desaprovechó.
'El crepúsculo de los dioses' se puede definir como una comedia negra mordaz y sutil, pero también como una visión nostálgica y reivindicativa el glorioso pasado del cine mudo de Hollywood. Aún así fue muy mal recibida entre la profesión ya que Wilder perfila un retrato terrible de la industria cinematográfica. Fue tan demoledor que tras una pase de la película, Louis B. Mayer, magnate de la MGM, estaba tan enfadado que le dijo a Billy Wilder: "¡Bastardo!. ¡Has hecho caer en desgracia a la industria que te hizo y te alimentó!. ¡Deberías ser tirado al alquitrán, cubierto con plumas y expulsado de Hollywood!". Wilder simplemente le respondió: "Que te jodan". Hollywood hace estrellas y crea monstruos con egos hinchados, los explota y los olvida. Y de ese Hollywood sin moral surge Joe Gillis (William Holden), un guionista fracasado que se topa con la fantasmagórica mansión de Norma Desmond (Gloria Swanson), una decante estrella del cine mudo y Gillis ve la oportunidad de aprovechar la situación en la que ha entrado de casualidad. El principio de 'El crepúsculo de los dioses' anticipa el fatídico final de Joe Willis pero ¿Cómo llegó al fondo de esa piscina?.
A través de una radiografía casi exhaustiva de ese estrella descolorida que aún anhela ser el brillante centro de atención de Hollywood, Billy Wilder nos ofrece en el 'El crepúsculo de los dioses' una película sobre la celebridad, los excesos y la maquinaria que devora a todo y a todos en esa 'Babilonia' que es Hollywood. 'El crepúsculo de los dioses' es también sobre los peligros de ilusionarse, de negar la realidad de la vida actual, de una metáfora que tiene un propósito más allá de contar la historia de una mujer obstinada y viviendo en un mundo irreal. Pero dentro de esa negatividad obsesiva, se ve a alguien que lucha por un sueño casi imposible, por un futuro inverosímil. Es una imagen oscura y peligrosa y nos cuenta una historia desgarradora y apasionante. Uno incluso puede empatizar con esta mujer olvidada. La vida de Norma está destruida por la fantasía y sostenida por la ilusión, con una exageración de autoestima, engañada por las mentiras de su propio mayordomo y de querer ver el mundo y que sea como ella quiere. Todas estas connotaciones psicológicas complejas y oscuras hacen de Norma Desmond uno de los más grandes personajes de la historia del cine.
Pero igual de interesante es Joe Gillis. Es un hombre dividido entre tres vidas: la vida que quiere vivir, la vida que se ve obligado a vivir y la vida que no puede vivir. Esa primera vida va inevitablemente a estar abocada al fracaso. La segunda es más por errores personales y deudas acumuladas. La tercera es estar atrapado entre Norma y Betty (Nancy Olson), una joven guionista con quien escribe un guión. Gillis no puede ni vivir una vida con Norma, ni con Betty. Y es que Gillis cree escapar de sus problemas al llegar a casa de Norma pero todo se vuelve en su contra. Quizás 'El crepúsculo de los dioses' juega de manera cruel con los hilos del destino de Gillis y es lo que le confiere a la narración ese fatalismo y un arco dramático centrado en una vida definida por lo intangible y lo inalcanzable, cimientos que forman buena parte de lo que es una película noir.
También sobresale 'El crepúsculo de los dioses' por ser un triunfo técnico del cine en todas su virtudes, en una época donde muchos de los guiones, montajes y actuaciones rozaban lo notable o lo superaban. Desde esa primera secuencia en la piscina (En un primer montaje iba a ser en una morgue donde varios cadáveres hablaban entre ellos. Billy Wilder desechó esa escena ya que en un pase de prueba los espectadores se reían), la voz en off de William Holden que da una sensación de novela oscura, la fantasmagórica mansión, el entierro del mono, el inquietante mayordomo interpretado por Erich von Stroheim y la presencia mística de Norma Desmond, todo da la sensación de que va a ser algo grande. La narración se construye de manera dramática pero también establece el tono de sus temas, estableciendo un ritmo y estilo que permanece a través de la imagen. La actuación de William Holden es buena siendo el retrato casi perfecto de un perdedor. Gloria Swanson sobresale de manera esplendorosa como Norma, perfilando con absoluta precisión a una mujer incapaz de escapar de su propia falsa realidad. 'El crepúsculo de los dioses' nunca oculta las cualidades de su personaje: la rodea de sus propios retratos, de sus películas, habla de sí misma evocando un pasado glorioso y un futuro que imagina no va a ser menos. Y ese mundo creado por Norma afecta a los demás personajes, en especial su mayordomo y Gillis, siendo dos personas asustadas de explotar la burbuja creada por Norma. Los momentos finales de Norma son un choque de realidades y emociones: miedo, sorpresa, incertidumbre, alegría ... locura. La ilusión ha sido moldeada del todo en su cabeza. Su descenso por las escaleras es la caída de una diosa, de su crepúsculo.
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