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jueves, 9 de enero de 2020

'Las novias de Drácula', cuento gótico de horror, atrevido y retorcido



Tras el éxito de ‘Drácula’ era de esperar una secuela aunque ‘Las novias de Drácula’ (‘The Brides of Dracula’, 1960) es más un spin off, ya que en ella seguimos las aventuras del profesor Van Helsing y no del rey de los vampiros. No quedan muy claras las razones por las que en esta secuela no hace acto de presencia el conde Drácula y con él el imponente actor Christopher Lee, que no retomaría su personaje más popular hasta 1966 de la mano de Fisher en su segunda y última incursión en el mítico personaje. Según diversas fuentes, unas afirman que Lee no aceptó interpretar de nuevo al personaje porque no quería encasillarse, otras que en realidad la productora no se lo pidió temerosa de que éste pidiera una cantidad desorbitada de dinero.
Sea como fuere, lo cierto es que la presente película puede considerarse un paso más por parte de Fisher dentro del género vampírico, una vuelta de tuerca sobre lo que ya había planteado en su ‘Drácula’ (‘Horror of Dracula, 1958), subrayando las connotaciones religiosas del relato. Al encarnar el vampiro la representación del Mal, recurrir a las creencias religiosas apoyadas en la utilización de crucifijos o agua bendita como única y verdadera salvación, era algo lógico. Pero sobre todo ‘Las novias de Dracula’; es un cuento gótico de horror, atrevido y retorcido en el que se sigue indagando en el lado sexual del vampiro.

miércoles, 9 de agosto de 2017

'Stolen Face' y 'Mantrap', Terence Fisher y Paul Henreid



En la historia del cine británico el nombre de Terence Fisher debería figurar con letras de oro. Hablamos de uno de los más revolucionarios directores de su tiempo, casi siempre dentro del género fantástico, gracias a todas las películas que hizo para la mítica productora británica Hammer Films, cuya época de esplendor se sitúa entre finales de los años cincuenta —con el estreno de la estupenda 'La maldición de Frankestein' ('Curse of Frankenstein', 1957) y principios de los setenta, con los últimos films interesantes de la casa, de Roy Ward Baker o Peter Sasdy, entre otros.

Fisher fue, sin duda, el director estrella de la casa, aquel que dejó las mejores obras, y aunque su fama empezó a cimentarse con la espléndida película con Peter Cushing dando vida al temible barón Frankenstein, tuvo una primera etapa en la casa, prácticamente desconocida —tal vez habría que decir completamente ignorada—, en la que ya ponía sobre la mesa muchas de sus inquietudes, sobre todo a nivel temático, y casi siempre dentro del cine negro. 'Stolen Face' (1952) y 'Mantrap' (1953) son dos perfectos ejemplos de esa época fisheriana, ambas con Paul Henreid, el inolvidable marido tonto de Ingrid Bergman en 'Casablanca' (íd., Michael Curtiz, 1942).


Los asesinos de la luna - Nación de codicia, avaricia y violencia

  1921. Tulsa, Oklahoma. Un incidente entre un limpiabotas negro y una chica blanca desemboca en una batalla campal como más de 400 muertos,...