martes, 18 de febrero de 2020

'La tragedia de La Bounty', el motín

El relato del histórico motín de La Bounty ha estado representado cinematográficamente en cinco ocasiones. Además de la producción de 1935, ganadora de un único Oscar  a la  Mejor Película y que posiblemente sea la mejor de todas, hay otras versiones. La primera fue en 1916, perdida de los archivos cinematográficos para siempre. En 1933, Errol Flynn en uno de sus primeros papeles apareció en 'In the wake of the Bounty'. Se dice que Flynn era descendiente directo del personaje que protagonizó, Fletcher Christian, aunque más bien lo era de un guardiamarina del mismo barco. La de mayor producción se realizó en 1962 con Marlon Brando, Trevor Howard y Richard Harris y ya en menor medida Anthony Hopkins y Mel Gibson protagonizaron la versión de 1984.

viernes, 14 de febrero de 2020

'One Day', el amor es una cuestión de decisión


No quiero tu teléfono, ni cartas, ni postales. No quiero casarme contigo. Definitivamente no quiero tener tus hijos. Pase lo que pase, tuvimos hoy. Y si en el futuro llegamos a cruzarnos, eso también está bien. Seremos amigos
En el tramo final de ‘One Day’ (íd., Lone Schrefig, 2011), de una intensidad y dramatismo sobrecogedores, el personaje de Anne Hathaway, Emma, suelta esta curiosa declaración, real como la vida misma. El espectador, que ha sido testigo de lo que pasará en los próximos 20 años de las vidas de Emma y Dexter (Jim Sturgess), sonríe con total alegría pues sabe que Emma no cumplirá su promesa. Una declaración en lo alto de una colina en un 15 de julio de 1988 es el punto de inicio a una de las historias de amor más emotivas, verdaderas y deslumbrantes que ha dado el cine en los últimos años. Su estructura narrativa, con saltos en el tiempo que duran un año, no es sólo una atractiva forma de narrar la historia, también remarca el carácter imperecedero del sentimiento más fascinante que el ser humano posee, mostrando la incertidumbre, los miedos e inseguridades que afloran cuando se presenta la oportunidad de ser feliz.

miércoles, 12 de febrero de 2020

'El loco del pelo rojo', ver la naturaleza desde un cielo más claro


Seguramente si a cualquier persona le preguntas por un pintor, sepa de arte o no, te responderá Vincent Van Gogh. Es quizás el pintor con la labor artística más reconocida en óleos como 'La noche estrellada', considerada su obra maestra. Van Gogh produjo en toda su breve vida (falleció con solo 37 años) unas 900 pinturas y 1600 dibujos durante un período de solamente 10 años entre 1880 y 1890. Pero hubo un Van Gogh más allá de todos esos óleos, retratos y paisajes. Sufrió una enfermedad mental que le condujo finalmente al suicidio y su carrera pictórica estuvo marcada por los sitios donde trabajó y vivió, además de las relaciones que tuvo con diversas personas, en especial con su hermano Theo con el cual mantuvo una estrecha relación epistolar y el pintor Paul Gauguin, con el cual convivió un tiempo y a raíz de una discusión que mantuvo con él se cortó la oreja. Si Vincent Van Gogh no hubiera vivido, quizás hubiera sido necesario inventarlo.

jueves, 6 de febrero de 2020

'Senderos de gloria', el horror de la guerra


El patriotismo es el último refugio de los cobardes
Tras el éxito de ‘Atraco perfecto’ (‘The Killing’, 1956), Stanley Kubrick lo tuvo relativamente fácil para llevar a cabo su siguiente proyecto, la adaptación de una novela que le había impresionado de joven, ‘Paths of Glory’ de Humphrey CobbKirk Douglas, una de las estrellas del momento, había quedado impresionado con la última película de Kubrick y mostró su interés por el proyecto, tanto para producirlo como para protagonizarlo. Esto proporcionó a Kubrick la primera oportunidad de contar con actores de primera fila para sus películas, algo que empezó a suceder a partir de su encuentro con Douglas. Más tarde y a raíz de su colaboración en ‘Espartaco’ (‘Spartacus’, 1960) ambos cineastas se llevaron a matar —Douglas siempre habló horrores de Kubrick como persona—, pero de lo que no hay duda es de que la presencia de Kirk Douglas en la carrera de Kubrick fue absolutamente determinante.

'Siete días de mayo', tensión y suspense


Es John Frankenheimer un director al que muchas nuevas generaciones de directores deben mucho. Al igual que otros realizadores, como Arthur Penn o Sidney Lumet, Frankenehimer provenía de la televisión y dio el salto al cine con 'Los jóvenes salvajes' (‘The Young Savages’, 1961) que le uniría además en una relación profesional con el actor Burt Lancaster, por aquel entonces una de las figuras más poderosas de Hollywood. Con la mencionada película y hasta pasada la mitad de los años 60, la carrera de Frankenheimer es intachable, con una serie de títulos excelentes que culminan con ‘Plan diabólico’ (‘Seconds’, 1966), probablemente la obra cumbre del director.
A partir de ese instante su filmografía compagina productos inspirados con otros que no lo son tanto, sobre todo en la década de los 80, sin duda su peor época, y aunque pasados los años Frenkenheimer demostró que hace las cosas mejor que muchos de ahora —sirva como ejemplo la emocionante 'Ronin' (íd., 1998)— su obra no alcanzó las cotas de aquellos años 60 en los que el director, natural de New York, experimentó todo lo que quiso y más en un arte que por primera vez volaba libre. ‘Siete días de mayo’ (‘Seven Days in May, 1963) presenta una ficción sobre un intento de golpe de estado en los Estados Unidos, en medio de la Guerra Fría. Un argumento tan actual ahora, aunque no haya Guerra Fría, como lo fue entonces, logrando que la película se conserve hoy tan fresca como en su estreno.

'El último tren de Gun Hill', la vida no es justa


¿Qué mejor género que un western para olvidarse absolutamente de todo y vivir durante un rato en una época llena de emoción, peligros y con la muerte a cada esquina? No parece un buen plan, pero de la mano de Sturges es de los mejores.
‘El último tren de Gun Hill’ (‘Last Train from Gun Hill’, 1959) es una de las cumbres de su director, realizada en el que probablemente fue su período más productivo, artísticamente hablando. Tras haber dirigido a Kirk Douglas y Burt Lancaster en la perfecta ‘Duelo de titanes’ (‘Gunfight at the O.K. Corral’, 1957) volvió a dirigir al primero en el presente film, enfrentándolo a Anthony Quinn en una historia sobre la amistad, el sentido de ley y justicia —recordemos que no son lo mismo—, el amor perdido y el destino fatal. Todo ello en un tenso relato de hora y media que rememora en parte la trama de un film de dos años antes, 'El tren de las 3:10' (‘3:10 to Yuma’, Delmer Daves’, 1957), otra de las cumbres del género.

'Duelo de titanes', el OK Corral más intenso


John Sturges nos dejó un puñado de westerns inolvidables, como el caso que hoy nos ocupa, ‘Duelo de titanes’ (‘Gunfight at O.K. Corral’, 1956), una de sus películas más famosas. En unos años en los que Sturges se centraría sobre todo en el western, el director se atrevió con el mítico duelo en el O.K. Corral, varias veces revisado en el séptimo arte, y que por aquel entonces tenía en la imprescindible ‘Pasión de los fuertes’ (‘My Darling Clementine’, John Ford, 1946) su mejor muestra —aún a día de hoy lo sigue siendo y también una de las mejores obras de su mítico director—, en la que Henry Fonda y Victor Mature prestaban sus físicos para los roles de Wyatt Earp y Doc Holliday. Ford trascendía la acción para realizar uno de sus films más líricos.
John Sturges reunió a Burt Lancaster y Kirk Douglas, por aquel entonces en las cimas de sus carreras. Dos actores que entre ellos poseían una química única y que trabajaron juntos en no no pocas ocasiones. El director, que por aquellos años contaba en sus films con numerosas estrellas y característicos de primer orden, se sustenta sobre todo en las dos magníficas composiciones de ambos actores, logrando alejarles de las composiciones de Fonda y Mature, a pesar de ser los mismos personajes. Por otro lado se trata de uno de lo westerns más ambiciosos de su director, con una historia digamos más compleja o densa que el resto de sus incursiones en el género, abarcando más aspectos de los que aparenta a simple vista.

'El ídolo de barro', subida a la gloria y caída


'El ídolo de barro' ('Champion', Mark Robson, 1949) es una película que tranquilamente puede incluirse dentro del género de cine negro (Film Noir), no porque pertenezca a dicho género, sino porque adopta en un drama pugilístico las formas y elementos del mismo. Al fin y al cabo, su director, Mark Robson —director de films tan excelentes como 'Más dura será la caída' ('The Harder They Fall, 1956), una visión crepuscular del boxeo, 'Desde la terraza' ('From the Terrace', 1960) o la hitchcockiana 'El premio' ('The Prize', 1963)— provenía de ser montador de la RKO —uno de los estudios que más producción hizo sobre cine negro— y participar en producciones de terror auspiciadas por el famoso Val Lewton. Y 'El ídolo de barro' parece en sus instantes más intensos un film de terror.

'Camino de la horca', ironía y cinismo


‘Camino de la horca’ (‘Along the Great Divide’, 1951) fue el primer western que protagonizó Kirk Douglas, y la única película que hizo a las órdenes de Raoul Walsh, un excelente narrador que dominaba sobre todo el western y el Film Noir.
En 1951 Walsh realizó las prestigiosas ‘Sin conciencia’ (‘The Enforcer’) —en la que se acreditó a Bretaigne Windust como director, a petición del propio Walsh—, ‘El hidalgo de los mares’ (‘Captain Horatio Hornblower’) y ‘Tambores lejanos’ (‘Distant Drums’). ‘Camino de la horca’ suele ser el trabajo menos comentado de aquel año. Lo cierto es que no desmerece en absolutamente nada de los tres films citados. Estamos ante uno de esos westerns violentos en los que Walsh despliega toda su capacidad de síntesis y emite un discurso sobre la diferencia entre ley y justicia.

domingo, 2 de febrero de 2020

'Calles de fuego', el amor al cine y la música


De todos los films de Walter Hill en los que él ha dejado bien impresa su pasión cinéfila, uno de los que se me antojan más apasionantes es 'Calles de fuego' ('Streets of Fire', 1984), también uno de los grandes fracasos de su carrera, aunque el paso del tiempo le ha adjudicado al film la categoría de película de culto. Eso si restamos a todos aquellos que desprecian el film, puesto que nos hallamos ante una película que levanta odios y pasiones. Los primeros por su estética de videoclip y los segundos porque han escarbado un poco más. En cualquier caso ha sido un placer revisar una película que respira amor al cine y a la música, en concreto el rock and roll, por los cuatro costados, amén de una sabia mezcla de géneros y otra demostración de la capacidad de Hill para narrar con la cámara, demostrando que la forma puede serlo todo, convirtiendo el visionado de 'Calles de fuego' en todo un deleite para los sentidos.

Los asesinos de la luna - Nación de codicia, avaricia y violencia

  1921. Tulsa, Oklahoma. Un incidente entre un limpiabotas negro y una chica blanca desemboca en una batalla campal como más de 400 muertos,...