jueves, 15 de agosto de 2019

'Los odiosos ocho', todos mentimos


'Los odiosos ocho' (‘The Hateful Eight’, Quentin Tarantino, 2015), es probablemente el mejor trabajo tras las cámaras de su director, aquel en el que ha estilizado por completo su estilo, renunciando y abrazando al mismo tiempo sus tics, y en el que su amor por el cine queda más patente que nunca.
Y lo hace con una visión muy diferente a la que podría haber hecho el gran John Ford, de quien Tarantino ha declarado recientemente que nunca le gustó demasiado —salvo con el aislado caso de ‘La diligencia’ (‘Stagecoah’, 1939)—, que él se acerca más a directores como Howard Hawks, heredando de él el carácter grupal de algunas de sus películas, como también hace otro director que en ‘Los odiosos ocho’ navega en la sombra: John Carpenter. Tarantino considera su film postapocalíptico, y algo de 'La cosa' (‘The Thing’, 1982) posee este claustrofóbico y violento western. Por cierto, los descartes de Ennio Morricone en aquel film son utilizados aquí al lado de los 25 minutos compuestos por el maestro para la banda sonora.

lunes, 5 de agosto de 2019

'El hombre que pudo reinar', de las palabras a las imágenes


En 'El hombre que pudo reinar' ('The Man Who Would Be King', John Huston, 1975) el término perdedor alcanza el significado cinematográfico por antonomasia, sobre todo en el cine de su autor, que tras una filmografía ejemplar, con sólo muy pocos tropiezos, encontró el punto más alto de la misma en este trabajo. A partir de ahí, el cine de Huston se debilitó para sorpresa de propios y extraños, recuperándose milagrosamente en su obra póstuma, la magistral ‘Dublineses’ (‘The Dead’, 1987).
Con ‘El hombre que pudo reinar’, Huston sumaba en su filmografía el adaptar al gran Rudyard Kipling, tras adaptar a escritores de la talla de Dashiell Hammet, Tennesse Williams o Herman Melville. Adaptaciones de las que salió airoso gracias a su envidiable capacidad de saber trasladar a la pantalla el espíritu de la obra, alcanzando con el escritor de origen indio la cota más alta de su cine, al menos para quien esto suscribe. Pocas veces en la historia del cine el género de aventuras ha estado tan bien tratado. En una década en la que los apellidos Lucas y Spielberg se alzarían como los máximos responsables de los cambios que sufriría el séptimo arte a partir de entonces, Huston se mantuvo fiel a una mirada más clásica, menos artificiosa, el gran mal de la mayoría de las superproducciones actuales.

Los asesinos de la luna - Nación de codicia, avaricia y violencia

  1921. Tulsa, Oklahoma. Un incidente entre un limpiabotas negro y una chica blanca desemboca en una batalla campal como más de 400 muertos,...