'Los odiosos ocho' (‘The Hateful Eight’, Quentin Tarantino, 2015), es probablemente el mejor trabajo tras las cámaras de su director, aquel en el que ha estilizado por completo su estilo, renunciando y abrazando al mismo tiempo sus tics, y en el que su amor por el cine queda más patente que nunca.
Y lo hace con una visión muy diferente a la que podría haber hecho el gran John Ford, de quien Tarantino ha declarado recientemente que nunca le gustó demasiado —salvo con el aislado caso de ‘La diligencia’ (‘Stagecoah’, 1939)—, que él se acerca más a directores como Howard Hawks, heredando de él el carácter grupal de algunas de sus películas, como también hace otro director que en ‘Los odiosos ocho’ navega en la sombra: John Carpenter. Tarantino considera su film postapocalíptico, y algo de 'La cosa' (‘The Thing’, 1982) posee este claustrofóbico y violento western. Por cierto, los descartes de Ennio Morricone en aquel film son utilizados aquí al lado de los 25 minutos compuestos por el maestro para la banda sonora.