Tras los continuos pozos de insatisfacción que a muchos les dejan los resultados de elecciones en nuestro país —donde la “mayoría” decide respaldar la corrupción, el abuso de poder o directamente el fascismo—, hablar de un film que aborda la política es algo a lo que no he podido resistirme. ‘El último hurra’ (‘The Last Hurrah’, John Ford, 1958) me ha parecido, con diferencia, la mejor elección de todas.
Un film enmarcado en la época en la que el cine de Ford se ponía mucho más serio de lo que ya era hasta ese instante. Un punto de inflexión en una filmografía única y, que en sus últimos compases tenía una mirada decadente y melancólica sobre la vida. Se trata de una película no tildada muchas veces como lo que es, una obra maestra. Tal vez a muchos no les gustó que Ford no se decantase ideológicamente, algo con lo que el maestro gustaba de vacilar al personal, empeñados todos en colgar las dichosas etiquetas.