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jueves, 21 de mayo de 2020
'Vuelve pequeña Sheba'. Vivir el presente.
Es posible que de primeras el nombre de William Inge no suene nada. Tal vez sea porque otros dramaturgos como Tennessee Williams y Arthur Miller hayan gozado de más popularidad. Pero si decimos de Inge que ganó un Pulitzer en 1953 con 'Picnic', que recogió un Oscar por 'Esplendor en la hierba' en 1962 ya resulta más conocido, obras y películas de éxito enormemente alabadas. Pero Inge sintió que estaba perdiendo el tacto y que no tenía la intimidad necesaria con los personajes que escribía. Todo ello le llevó a una depresión por la cual se suicidó en 1977. Inge sabía capturar la mentalidad de esos pequeños pueblos americanos. 'Vuelve pequeña Sheba' fue la primera obra que se adaptó a la gran pantalla de Inge y también fue la primera película de Daniel Mann, que realiza una excelente trabajo en torno a la teatralidad inherente de una obra de este calado.
jueves, 6 de febrero de 2020
'Siete días de mayo', tensión y suspense
Es John Frankenheimer un director al que muchas nuevas generaciones de directores deben mucho. Al igual que otros realizadores, como Arthur Penn o Sidney Lumet, Frankenehimer provenía de la televisión y dio el salto al cine con 'Los jóvenes salvajes' (‘The Young Savages’, 1961) que le uniría además en una relación profesional con el actor Burt Lancaster, por aquel entonces una de las figuras más poderosas de Hollywood. Con la mencionada película y hasta pasada la mitad de los años 60, la carrera de Frankenheimer es intachable, con una serie de títulos excelentes que culminan con ‘Plan diabólico’ (‘Seconds’, 1966), probablemente la obra cumbre del director.
A partir de ese instante su filmografía compagina productos inspirados con otros que no lo son tanto, sobre todo en la década de los 80, sin duda su peor época, y aunque pasados los años Frenkenheimer demostró que hace las cosas mejor que muchos de ahora —sirva como ejemplo la emocionante 'Ronin' (íd., 1998)— su obra no alcanzó las cotas de aquellos años 60 en los que el director, natural de New York, experimentó todo lo que quiso y más en un arte que por primera vez volaba libre. ‘Siete días de mayo’ (‘Seven Days in May, 1963) presenta una ficción sobre un intento de golpe de estado en los Estados Unidos, en medio de la Guerra Fría. Un argumento tan actual ahora, aunque no haya Guerra Fría, como lo fue entonces, logrando que la película se conserve hoy tan fresca como en su estreno.
'Duelo de titanes', el OK Corral más intenso
John Sturges nos dejó un puñado de westerns inolvidables, como el caso que hoy nos ocupa, ‘Duelo de titanes’ (‘Gunfight at O.K. Corral’, 1956), una de sus películas más famosas. En unos años en los que Sturges se centraría sobre todo en el western, el director se atrevió con el mítico duelo en el O.K. Corral, varias veces revisado en el séptimo arte, y que por aquel entonces tenía en la imprescindible ‘Pasión de los fuertes’ (‘My Darling Clementine’, John Ford, 1946) su mejor muestra —aún a día de hoy lo sigue siendo y también una de las mejores obras de su mítico director—, en la que Henry Fonda y Victor Mature prestaban sus físicos para los roles de Wyatt Earp y Doc Holliday. Ford trascendía la acción para realizar uno de sus films más líricos.
John Sturges reunió a Burt Lancaster y Kirk Douglas, por aquel entonces en las cimas de sus carreras. Dos actores que entre ellos poseían una química única y que trabajaron juntos en no no pocas ocasiones. El director, que por aquellos años contaba en sus films con numerosas estrellas y característicos de primer orden, se sustenta sobre todo en las dos magníficas composiciones de ambos actores, logrando alejarles de las composiciones de Fonda y Mature, a pesar de ser los mismos personajes. Por otro lado se trata de uno de lo westerns más ambiciosos de su director, con una historia digamos más compleja o densa que el resto de sus incursiones en el género, abarcando más aspectos de los que aparenta a simple vista.
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lunes, 21 de octubre de 2019
Burt Lancaster: El entusiasmo de una sonrisa
Nacido el 2 de Noviembre de 1913, Burt era el hijo menor de la familia Lancaster. Creció en un barrio de Nueva York con mayoría de inmigrantes italianos. Sus padres eran de ascendencia irlandesa. Eran pobre y tuvo una infancia difícil. Solía ir a una biblioteca y se convirtió en un lector voraz. Años después conoció a Nick Cravat, otro chico de la calle. Era una combinación curiosa: Burt que era el más amable y el pequeño y fanfarrón Nick. Burt Lancaster a esa edad consideraba que el teatro era cosa de mariquitas. Durante esos años tanto él como Cravat empezaron a prepararse para ser acróbatas y juntos aprendieron esas acrobacias circenses siendo poco después contratados para un circo.
domingo, 28 de julio de 2019
'Clave: Omega', profética coda final
Los primeros años 80 fueron especialmente difíciles para Sam Peckinpah. Su salud empezaba a deteriorarse peligrosamente, y el polémico director optó por llevar una vida más tranquila. Cinematográficamente se vio obligado a considerar proyectos a los que no encontraba ningún interés. Dirigir el cine que quería ya no era tan fácil, en realidad para él nunca lo había sido, pero en una época en la que la forma de hacer cine en Hollywood estaba cambiando, Peckinpah tuvo de repente la necesidad, indudablemente económica, de someterse a los estudios y demostrar a los productores que podía hacer perfectamente una película sin salirse de presupuesto y días de rodaje.
martes, 19 de febrero de 2019
'El tren', el cine como identidad
Cualquiera puede decir que la cumbre del cine se produjo en las décadas de los 60 y 70. Personalmente creo que dicho momento álgido tuvo lugar concretamente entre 1955 y 1965 por muchas y diversas razones. Una de ellas, probablemente no de las más importantes para algunos, tuvo lugar en el cine norteamericano años antes de que la generación de Spielberg, Scorsese y Coppola hiciesen acto de presencia. Un buen número de realizadores salidos de la televisión llegaban a la pantalla grande con proyectos más que interesantes, la mayor parte de ellos con cierto compromiso social en sus argumentos. Gente como Arthur Penn, Sidney Lumet o John Frankenheimer se hacían notar por encima de las posibilidades que una errónea apreciación sobre su procedencia hacían pensar.
sábado, 5 de mayo de 2018
'Los que no perdonan', desarraigo e identidad
'Los que no perdonan' ('The Unforgiven', John Huston ,1959) es un extraño western que no suele citarse cuando se quieren destacar las mejores obras de su director, uno de los más grandes de Hollywood y también uno de los más incomprendidos, con una carrera que abarca desde el tiempo del sistema de estudios hasta finales de los ochenta cuando el cine parece ya otra cosa. Un realizador todo terreno con una fuerte personalidad y cierto espíritu rebelde en casi todas sus cintas.
domingo, 29 de abril de 2018
'De aquí a la eternidad', nada dura para siempre
Revisando 'De aquí a la eternidad' ('From Here to Eternity', Fred Zinnemann, 1953), pensaba que todo serían virtudes en esta película ganadora de ocho Oscars, pero no hay duda de que nos encontramos ante una de esas películas a las que el paso del tiempo ha hecho algo de daño —en realidad somos nosotros los que cambiamos, y con ello nuestra percepción y apreciación del arte—, y si bien cuando la vi con 16 ó 17 años me pareció una maravilla, ahora creo que es simplemente una buena película, lo cual no es poco.
El film dirigido por Zinnemann, que el año anterior había filmado la mítica 'Solo ante el peligro' ('High Noon', 1952), es la adaptación del best seller de James Jones —quien realiza un cameo en el film y declaró su descontento con la adaptación— que ponía entredicho la vida militar, juzgada y criticada duramente en sus páginas. Para la película se contó con todo tipo de medios, presupuesto alto y reparto impecable, dando como resultado un film admirado en muchos frentes, nunca mejor dicho, aunque en nuestro país, esta España tercermundista —culturalmente hablando— tan querida, sufrió el ataque feroz de la cegata censura franquista, cortando parte de su metraje, más tarde recuperado en los pases televisivos. La razón, evidentemente, esa aparente crítica a lo castrense, aunque si buceamos un poco nos daremos cuenta de que en realidad nos hallamos ante una apología de lo militar inteligentemente disfrazada.
lunes, 19 de febrero de 2018
'Los profesionales', morimos porque es inevitable
La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura, pero todos los amores tienen un terrible enemigo: El tiempo. Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa sino una mujerzuela; nunca ha sido pura ni virtuosa ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos. Lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión. Y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe. Nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable.
El western cinematográfico es pura fantasía, una fábula que nada tiene que ver con el verdadero oeste, en el que jamás existieron pistoleros rápidos, ni héroes, más bien todo lo contrario. Y si a mi parecer el western es el género cinematográfico por excelencia es precisamente por esa cualidad de buscar la verdad a partir de la fábula. Nunca un mundo imaginario fue tan auténtico como el western.
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martes, 15 de agosto de 2017
El fuego y la palabra - La hipocresía de la fe
Lo primero que sorprende a la hora de ver 'El fuego y la palabra' es una nota con una advertencia de productores en la cual dicen que los niños no deberían ver esta película. En apariencia, una película sobre la religión no debería ser algo que causase tanto alboroto y en concreto tratándose de un borracho con mucha labia, que se vuelve predicador para seducir a una 'ministra del señor'. Pero es un ser lujurioso y su pasado escabroso se vuelve contra él. Tal vez no sería recomendable para los niños de aquella época pero los de ahora, como dice la expresión 'están curados de espanto'. No es de extrañar que el libro, publicado en 1927 por Sinclair Lewis, fuera prohibido en algunos lugares de Estados Unidos por cuestionar la 'verdadera fé. Richard Brooks tuvo un período imponente donde rodó estupendas películas como 'Semilla de maldad', 'A sangre fría', 'Los hermanos Karamazov', 'La gata sobre el tejado de zinc', 'Dulce pájaro de juventud' y 'Lord Jim'. En esos títulos se denota su afición por la adaptación de obras literarias. 'El fuego y la palabra' fue la primera producción independiente de Brooks y decidió adaptar solo una parte de la novela de Lewis, pasando dos años escribiendo el guión, con el cual ganó un Oscar. No fue una adaptación fácil y más aún en una época en la cual la censura del Código Hays estaba presente aunque fueran sus últimos días.
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