‘Escrito sobre el viento’ (‘Written on the Wind, Douglas Sirk, 1956) es una de las mejores películas de toda la filmografía de Lauren Bacall, lo cual es decir mucho, pero lo mismo ocurre si miramos las trayectorias de Douglas Sirk, Rock Hudson —su actor fetiche—, Robert Stack o Dorothy Malone, quien se llevó un Oscar a su casa por su imponente composición de ninfómana. El film pertenece a la mejor época de Sirk, alemán que, como muchos otros, emigraron a los Estados Unidos, huyendo del nazismo, para seguir haciendo cine.
Una época en la que el director se convirtió en uno de los reyes del melodrama, quedando para la posteridad como el máximo representante de un género a veces no demasiado apreciado por muchos, sobre todo a día de hoy. ‘Escrito sobre el viento’ es una joya que demuestra la vital importancia de la puesta en escena como elemento narrativo, un film en el que además el trabajo de síntesis establecido deja con la boca abierta. Eran otros tiempos en los que el ritmo atendía a otro tipo de cuestiones, más bien formales, sin perderse en ellas.