jueves, 19 de mayo de 2022

El retrato de Dorian Gray - La oscuridad del alma

 


Envié mi alma a través de lo Invisible

Para saber algo del Más Allá.

Y con el tiempo mi alma regresó a mí

Y contestó: “Yo mismo soy el Cielo y el Infierno".


Rubaiyat de Omar Khayyam


Con ese cuarteto finaliza y empieza 'El retrato de Dorian Gray' (1945). Oscar Wilde describió al Rubaiyat como "una obra de arte", ubicándolo al lado de los sonetos de Shakespeare como uno de sus grandes amores literarios. De hecho denominaba a Omar Khayyam como 'El rey de hedonismo', una palabra que sirve para definir en parte su novela 'El Retrato de Dorian Gray'. En ella hay una búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida, siendo ese placer el bien supremo. Por el contrario, Oscar Wilde abre su novela con un prefacio escribiendo "El artista es el creador de cosas bellas" y lo finaliza en una aparente contradicción: "Todo arte es inútil". Todos esos elementos configuran una de las obras literarias más importantes de la historia y la adaptación al cine en 1945 evoca de manera extraordinaria lo que transmite la novela.

Al poco de empezar 'El retrato de Dorian Gray', la película sumerge con rapidez al espectador en la ambientación victoriana de Londres a finales del siglo XIX. Un período iluminado por luces de gas, carruajes en calles neblinosas, salones de bailes sórdidos, comidas ostentosas, vestimenta elegante, etc. en un mundo un tanto hipócrita donde la apariencia cultural e intelectual en el mundo del arte, la literatura, la ópera, etc. estaba a la orden del día en las clases más altas. Una ciudad donde surge un joven de clase alta llamado Dorian Gray (Hurd Hatfield), el cual con su atractivo juvenil ha inspirado un retrato de su amigo el pintor Basil Hallward (Lowell Gilmore). Otro de los amigos del artista es Lord Henry Wotton (George Sanders), quien pasa por el estudio del pintor mientras está terminando su obra. Su carácter y su filosofía epicúrea y hedonista cala en el joven Gray. Viendo su retrato, reflexiona sobre la cruel ironía de que la pintura preservará su apariencia juvenil mientras él envejece. Dorian desea que ojalá fuese lo contrario y que por ello vendería su alma.

Partiendo de esa base, Albert Lewin escribió, adaptó y dirigió 'El retrato de Dorian Gray'. Lewin era un hombre erudito, culto y sensible. Había realizado en 1942 'Soberbia', una película que comparte rasgos artísticos de amor por la pintura y la literatura con 'El retrato de Dorian Gray'. De hecho ambas películas junto con la posterior 'La vida privada de Bel Ami' (1947) se pueden considerar como una trilogía de Albert Lewin sobre el arte y la vida. Lewin llevó al cine de manera inteligente la novela de Oscar Wilde. Lejos de inclinarse hacia el terror, Lewin escribió un relato oscuro e inquietante sobre el alma humana sin sacrificar la complejidad de la historia. Es más, aporta una densidad adicional en detalles visuales y la creación de personajes, como es Gladys Hallward (Donna Reed), sobrina del pintor Basil Hallward. Todas estas aportaciones fortalecen el lenguaje cinematográfico de la historia en lugar de sobresalir como algo innecesario, es decir, Lewin lo integra como si fuera propio de la obra de Wilde y encaja con el tono. Como película, 'El retrato de Dorian Gray' se parece mucho a otras dos películas de MGM realizada en la década de 1940: 'Luz que agoniza' (1944) y 'El extraño caso del Dr. Jekyll' (1941), siendo las tres ambientadas en Londres y girando el torno a un hombre ambiguo con una vertiente muy oscura.

Albert Lewin transmite muy bien ese eterno sueño del ser humano que es la inmortal juventud. También el narcisismo de Dorian Gray y su fáustico deseo de vender su alma por conservar su apariencia. También como la belleza no es solo exterior, es también interior. Y ese reflejo, la expresión del alma, se ve mostrada en el cuadro. Es un relato filosófico a través de múltiples capas y contrastes bellamente mostrado y con una puesta en escena precisa e inventiva. Esos contrastes ya pueden verse desde el principio, cuando Basil y Lord Henry juegan a ser ángel y diablo sobre los hombros de Dorian Gray: Uno habla de virtud y devoción, el otro del hedonismo y el placer. Y es por esto último por lo cual se inclina Dorian. Lord Henry, impecablemente interpretado por George Sanders, es la perfecta definición de canalla hedonista, de transgresor irónico y dotado además de un ingenio cínico desbordante. Lord Henry influencia al joven Dorian para que sea libertino pero lo realiza más como pequeñas bromas, las cuales calan en los pensamientos de Dorian.

Dorian Gray es, en apariencia, un perfecto caballero inglés, un gentleman. La elección de su nombre no es casual. 'Dorian' procede de los dorios, un pueblo griego. La figura estilizada de Dorian contienen características de la antigua cultura griega. Es como un Adonis, un Narciso, un efebo, una estatua de mármol. Wilde en el siglo XIX se movía  cerca del círculo de Oxford, que eran intelectuales que vinculaban un modelo homoerótico viril inspirado en la antigua Grecia. Y 'Grey' significa traducido de inglés 'gris', lo cual indica un contraste en como es Dorian Gray. Oscar Wilde ya ofrece con el nombre un personaje dual y ambiguo con una apariencia armónica y civilizada. Pero dentro esconde un interior oscuro y convulso plagado de vicios, deseos y placeres, de visitas a tugurios del East End londinense y fumaderos de opio, donde se encuentra con la zona más pobre y deprimida de la capital, en contraste con su casa decorada con objetos orientales y de la antigua Grecia. Es la atracción irresistible de Dorian Gray por lo mundano y el lujo intelectual.

También se desmarca Albert Lewin de la apariencia física de Dorian Gray. El de Wilde es rubio, de ojos azules y muy emotivo. Pero la concepción de Lewin de Dorian Gray es un personaje con un carácter gélido y distante. De hecho Lewin pensó en sacar de sus retiro a Greta Garbo para que interpretara a Dorian Gray. Una idea provocadora pero que no hubiera pasado la censura de la época. Pero Hurd Hatfield con su belleza andrógina  perfila muy bien a Dorian Gray. Su rostro es lo más suave e impasible posible. Las emociones de Dorian son absorbidas por su reflejo oscuro. De hecho, Albert Lewin  se negaba a filmar a Hurd Hatfield por la tardes para que en su rostro no hubiera rastros visibles de fatiga que pudieran desvanecer esa belleza. Un Lewin tan perfeccionista que era capaz de hacer más de 100 tomas de una misma secuencia. La homosexualidad está muy presente pero evocada de manera discreta en un diálogo o una mirada, en contenciones forzadas. Pero es algo que forma también parte de la propia obra de Oscar Wilde.

Además de conferirle física y emocionalmente esos aspectos a  Dorian Gray, Albert Lewin junto con el gran director artístico Cedric Gibbons y el director de fotografía Harry Stradling Sr., dotan a 'El retrato de Dorian Gray' una estética llena de simbolismos en el decorado y de una fotografía de corte expresionista que eleva la película a su más alto nivel. Las ideas de dirección de Albert Lewin logran expresar el alcance simbólico y filosófico de la novela de Oscar Wilde. La casa de Dorian Gray es la encarnación de su psique torturada, con esa gran escalera en lo alto con una buhardilla que encierra su terrible secreto y sus recuerdos de la infancia. Lewin ejerce una dirección detallista con múltiples juegos de reflejos, de efectos de luz y en especial de puesta en escena de los elementos del decorado. El refinamiento es excelso y repleto de detalles que definen a Gray y de objetos simbólicos como ese gato que siempre está viendo la acción que se desarrolla. Ese detallismo de Lewin está muy presente y los simbolismos aparecen muy a menudo. Se pueden ver grabados en vidrio en ambos lados de la puertas, donde las imágenes simétricas de dos caballeros miran de manera contraria. La decoración mezcla elementos orientales, en especial Buda, junto con otros de la antigua Grecia. Especialmente simbólica es esa buhardilla. Aparece allí una pizarra con dos inscripciones en latín. En una pone "Honi soit qui mal y pence", que es el lema de la Orden de la Jarretera y se traduce como "Vergüenza de aquel que de esto piense mal" y debajo "Non ignoravi mortalem isse", que se traduce vagamente como "No ignorar para ser mortal". El concepto de lo mortal contra  lo inmortal es un tema central de esta historia, es decir, una vida dedicada a la búsqueda de pasiones mortales que eventualmente deben terminar en vivir una vida espiritual y, por lo tanto, inmortal. Además esos bloques bajo la mesa simbolizan las iniciales de los personajes que van muriendo y en el escritorio se ve como Dorian clava una daga sobre un corazón tallado.

Ese mundo intelectual por el cual se mueve Dorian Gray es depravada y típicamente victoriano, donde las máscaras y la apariencia pretenden esconder una aristocracia decadente e hipócrita, también es reflejado por Albert Lewin. Son como atisbos de belleza en ese universo asfixiante. Antes de corromperse, Dorian toca un preludio de Chopin y esa melodía sublima a quien la oye. También el 'Don Giovanni de Mozart, que ejerce una paralelismo con Dorian Gray al ser ambos nobles y arrogantes. La cultura y el arte están por todas partes, como esos versos de Omar Khayyan que abren la película, la novela que está leyendo Lord Henry: "Las Flores del Mal", de Charles Baudelaire. Poemas que tratan sobre el hedonismo, el erotismo y la autogratificación. O ese libro que Basil le regala a Dorian y no es otro que "La luz de Asia" de Sir Edwin Arnold, considerada la primera biográfica poética sobre Buda publicada en Europa. E incluso los versos de un poeta que cita Dorian y no es otro que Oscar Wilde.

Seguramente el detalle que más impacta a la hora de ver 'El retrato de Dorian Gray' y por el cual gira todo el relato es el propio cuadro. Fue pintado por Ivan Le Lorraine Allbright y muestra fantásticamente en esa imagen de corrupción. Los estragos del tiempo y la degradación sobre el cuerpo ocupan un lugar central en la película y la pintura resulta ser llamativa a la par que terrible.  Lewin le había pedido al hermano gemelo de Alvin Allbright que pintara el cuadro de la juventud. Pero no pudo llevarse a cabo. Es Henrique Medina quien lo pinta. Su estilo más académico resulta ser un contraste ideal con el trabajo más atormentado de Allbright. Curiosamente, durante muchos años 'El retrato de Dorian Gray' fue emitida en televisión íntegramente en blanco y negro. Esas breves e impactantes imágenes en Technicolor que podemos ver en la actualidad, no fueron posibles hasta mediados de los 80 con la llegada del VHS y el Beta. Varios años después del estreno de la película, un amigo de Hurd Hatfield compró la pintura del joven Gray y se la regaló a Hatfield. En 2015 fue subastado por 150.000 dólares. El otro cuadro, el atormentado y horrible, es propiedad del Instituto de Arte de Chicago.

A diferencia del cuadro, 'El retrato de Dorian Gray' mantiene después de más de 75 años su belleza. Una adaptación ejemplar ejecutada de manera brillante por Albert Lewin de forma muy detallista. Oscar Wilde consiguió estigmatizar a sus contemporáneos de la manera más bella, todo en apariencia mundanal y enmascarando bajo la elegancia y el buen gusto aquellas bajezas de las que no se pueden prescindir para sentirse vivos. Igual este Dorian Gray es también un reflejo de los mundos actuales donde se pueden albergar las almas más oscuras detrás de una pantalla. Un mundo ambiguo, de lo que muestras y lo que guardas. De lo que te corrompe por dentro. De una belleza donde no siempre el aspecto físico es lo más importante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la luna - Nación de codicia, avaricia y violencia

  1921. Tulsa, Oklahoma. Un incidente entre un limpiabotas negro y una chica blanca desemboca en una batalla campal como más de 400 muertos,...