jueves, 28 de febrero de 2019

La Lista de Schindler - Más allá de sus márgenes se halla el abismo


Más de seis millones de judíos fueron exterminados durante el Holocausto nazi a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Otros diez millones fueron exterminados por ser enfermos, discapacitados, homosexuales, dementes, disidentes políticos, prisioneros de guerra, civiles, etc. Belzec, Sobibor, Treblinka, Chelmno, Majdanek, Auschwitz-Birkenau, Mauthausen, Dachau ... unos nombres que esconden detrás un horror inimaginable y espantosas imágenes de una crueldad inhumana. Para Eichmann, teniente coronel de las SS, la solución final "constituía un trabajo, una rutina cotidiana, con sus buenos y malos momentos". Era lo que Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, llamó: "La banalidad del mal, un nuevo tipo de maldad que a través de la burocracia transforma a los hombres en funcionarios y simples ruedecillas de la maquinaria administrativa[...] Hubo muchos hombres como él, y que estos hombres no fueron pervertidos ni sádicos, sino que fueron, y siguen siendo, terroríficamente normales".


Antes de que Steven Spielberg empezara a rodar 'La Lista de Schindler' a principios de los 90, el tema del Holocausto ya había sido tratado en numerosos documentales y película. De hecho 'Shoah' (1985), de Claude Lanzmann, es considerado el mejor documental sobre historia contemporánea. Y la serie 'Holocausto' (1978) despertó muchas conciencias en el pueblo alemán. De hecho cuando se emitió en la televisión alemana, las centralitas de la policía se vieron inundada de llamadas confesionales de gente que había participado en la "Krystallnacht" (Noche de los Cristales Rotos), donde la gente destrozaba las ventanas de los  negocios de propiedad judía. La intención de rodar 'La Lista de Schindler' ya venía desde hace tiempo. En 1951, Poldek Pfefferberg, uno de los supervivientes contactó con el director  Fritz Lang y le propuso que considerara realizar una película sobre Schindler. También por iniciativa de Pfefferberg, en 1964 Schindler recibió un adelanto de 20 000 dólares por parte de la productora Metro-Goldwyn-Mayer para una propuesta de película titulada 'To the Last Hour'. Ninguno de estos proyectos se acabó materializando y Schindler gastó muy pronto el dinero que le dieron. También en la década de 1960, la productora alemana MCA y Walt Disney Productions se pusieron en contacto con él, pero no se concretó nada.

Ya en 1983 rondó por la cabeza de Steven Spielberg rodar 'La Lista de Schindler' aunque en principio le ofreció el trabajo de director a Roman Polanski. Polanski lo rechazó porque era un tema demasiado personal. Había vivido en el ghetto de Cracovia hasta la edad de ocho años cuando pudo escapar. Su madre murió en Auschwitz. Cuando Spielberg se enteró le pidió disculpas. Años más tarde, Polanski dirigió su propia película sobre el Holocausto, 'El Pianista' (2002). Incluso Billy Wilder quería hacer de 'La Lista de Schindler' su última película. Al parecer fue Wilder quien convenció a Spielberg para que la dirigiera. Su visión debía diferir del mostrado por otros cineastas sobre el Holocausto aunque permaneciendo fiel a las imágenes inolvidables que representan el legado de seis millones de judíos exterminados.

Steven Spielberg optó por realizar primero 'Parque Jurásico' (1993) que 'La Lista de Schindler'. El agotamiento psicológico que le iba a provocar iba a ser demasiado en una historia que le llegaba tan de cerca. Spielberg basó 'La lista de Schindler' en la novela de Thomas Keneally 'El Arca de Schindler'. En 1980, Keneally entró en una tienda de artículos de piel, en Beverly Hills. La tienda era de Leopold Pfefferberg, un superviviente de Schindler. Allí fue donde oyó hablar por primera vez de Oskar Schindler y a través de relatos de otros supervivientes escribió la novela. Steven Zailian adaptó el guión y cuando Spielberg entró en producción otros supervivientes le ayudaron a completar más detalles en la película. De hecho aparecen en la conclusión de 'La Lista de Schindler' colocando piedras en la tumba de Schindler.

Pero ¿Quién era Oskar Schindler? Era un empresario alemán y miembro del Partido Nazi que empleó a judíos como trabajadores en sus fábricas de menaje de cocina y munición. En principio solo buscaba sacar beneficios de la guerra y finalmente logró salvar la vida de sus empleados. En la primera escena de la película, Steven Spielberg define bien al personaje. Schindler entra en un club nocturno frecuentado por oficiales nazis. Con dinero y con labia seduce a estos oficiales. Les envía champán, se hace fotos con ellos, brinda a su salud y los maneja a su antojo. Schindler se siente impulsado por la codicia y los beneficios que le puede producir la guerra. Los nazis aceptan sus sobornos y asumen que su propósito es enriquecerse a través de la guerra. Nunca piensan que, posteriormente, está salvando a los judíos. Vemos en Schindler a un empresario que ve una gran oportunidad y se muda a la Polonia ocupada por los nazis para abrir una fábrica y emplear a judíos como mano de obra esclava. Su objetivo era convertirse en millonario. Al final de la guerra había arriesgado su vida y gastado una fortuna para salvar a esos judíos además de defraudar a los nazis con una fábrica de municiones que nunca producía un solo proyectil utilizable.

Steven Spielberg consigue introducir a Schindler (perfectamente interpretado por Liam Neeson) con enorme sutileza en consonancia con su relación con Itzhak Stern, un personaje que realmente es una combinación de Mietek Pemper, quien ayudó a recopilar y mecanografiar la famosa lista, Itzhak Stern, contable en la empresa de Schindler, y Abraham Bankier, gerente de la fábrica de Schindler. Ben Kingsley encarnó a todo ellos en un solo personaje, Stern, que consigue conectar con Schindler en un extraño entendimiento. Entre ellos saben que Schindler está gastando mucho dinero para salvar vidas y que Stern le ayuda a conseguirlo. La discreción es absoluta. Cualquier palabra de más, gesto o expresión podría ser mortales para ellos. Esa sutileza, esa labor oculta y peligrosa, es la fuerza que imprime Steven Spielberg a estos dos personajes tan vitales en la trama con escenas escritas y actuadas con total precisión. Spielberg además nos introduce en la vida cotidiana y temores de algunos judíos que trabajaron en fábrica, en el campo de trabajo de Goeth y finalmente en la fábrica de Checoslovaquia. Varias de sus acciones influyen decisivamente en Schindler y Stern.

Las actuaciones en general son excelentes. El Schindler de Liam Neeson se muestra en toda su complejidad y su transformación de empresario codicioso a hombre salvador es progresiva, no de golpe. No es un cambio repentino. Es una cuestión de conciencia y humanidad que poco a poco va asomando en Schindler. Con un carácter impasible en muchos momentos, sin aparentes emociones, Liam Neeson nos describe la metamorfosis hierática de este nombre hasta un final donde se ve desbordado emocionalmente por todo lo visto y vivido. Pero Schindler sabe de maquinaciones, engaños y sobornos. Pero nada sobre como dirigir una fábrica y encuentra a Stern al cual dice: "A mi padre le gustaba decir que necesitas tres cosas en la vida: un buen médico, un cura tolerante y un contable listo. Los dos primeros nunca los he necesitado". Ben Kingsley, en una actuación muy contenida, es como la conciencia de Schindler mientras se mueve por las calles de Cracovia contratando judíos y vagando temeroso de poder encontrar la muerte en cualquier momento. El mayor temor ante el que se encuentran es Amon Goeth, capitán de las SS y y comandante del campo de concentración de Plaszow. Para interpretarlo, Spielberg eligió a Ralph Fiennes después de verlo en 'Lawrence de Arabia: Un hombre peligroso' (1992), donde daba vida al propio Lawrence. Como dijo Poldek Pfefferberg, uno de los judíos salvados por Oskar Schindler: "Cuando veías a Goeth, veías a la muerte". La caracterización de Fiennes eran tan real que cuando a Mila Pfefferberg, una judía superviviente del campo de Plaszow, le presentaron a Ralph Fiennes vestido con el uniforme de las SS durante el rodaje , comenzó a temblar de manera incontrolable porque le recordó vivamente al auténtico Amon Goeth. Como está escrito, Goeth podría fácilmente haberse convertido en un monstruo sin conciencia. La guerra enmascara su naturaleza de asesino. Su crueldad es retorcida. Perdona vidas el tiempo suficiente para darle esperanza a la víctima para luego ejecutarla. ¿Habría sido mejor para Spielberg confeccionar a Goeth como Eichmann y encararlo como un hombre normal, un funcionario que simplemente está siguiendo órdenes?. Spielberg trabaja con cuidado para mostrar una profundidad y complejidad inesperadas en su personaje.

Aunque estos tres personajes son la base fundamental de 'La Lista de Schindler', no se puede obviar a los verdaderos protagonistas de la película: los supervivientes del horror. Sus historias son poderosas e inolvidables, como cuando a Poldek se le ordena retirar el equipaje de las calles durante la liquidación del Ghetto de Cracovia, de como Danka arriesga su vida al dejar su escondite para estar con su madre, del rabino que salva la vida porque la Luger de Goeth se atasca cuando le iba a ejecutar o del trabajador manco que recibe sin más un disparo en la cabeza. Y sin olvidar a Helen Hirsch, interpretada por Embeth Davidtz, la joven judía empleada por Goeth como sirvienta y de la cual se enamora. Son múltiples las historias que se entrelazan y resultan impactantes. La dirección de Steven Spielberg es impecable desde los primeros planos de los actores hasta el horror de la liquidación del Ghetto o la poderosa y estremecedora escena de la ducha en Auschwitz. En esa escena, Steven Spielberg muestra el arma más peligrosa de los nazis contra los judíos: el miedo a la muerte inminente. Las mujeres son sacadas del tren, se les corta el pelo y se les pide que se quiten la ropa antes de ir a la ducha. Las probabilidades de que esos grifos viertan agua o gas pasa por la mente de esas mujeres temiéndose lo peor. El hiriente violín de violín de Itzhak Perlman suena con la música desgarradora de John Williams. La angustia se palpa en la pantalla y el rostro de las mujeres se tuerce de dolor. De repente se apaga la luz,  se abren los grifos y al poco tiempo los chillidos y gritos se tornan en lágrimas de alegría. Es agua lo que cae. Cada segundo y fotograma de 'La Lista de Schindler' dice algo.

La elección de Steven Spielberg de rodar 'La Lista de Schindler' en blanco y negro no pudo ser más acertada y teniendo en cuenta el cierto prejuicio del espectador actual de ver pelis bicolores. El director de fotografía, Janusz Kaminski, realiza un uso efectivo de la sombra y la luz con unos contrastes de grises que resaltan de manera muy notable. De hecho el blanco y negro le sirve a Spielberg para enfatizar las situaciones violentas cuando la sangre brota de los hombres y mujeres que reciben un disparo. Aunque es una película que se desarrolla prácticamente en su totalidad en blanco y negro, hay dos escenas en color: al principio con las velas y al final con la secuencia de cierre. Pero hay una escena en color que a través de todo el horror impacta sobremanera. Son las secuencias de la niña con el abrigo rojo. Una secuencia que dicen está inspirada en 'El infierno del odio' (1963), donde el maestro Akira Kurosawa muestra una escena donde una chimenea deja salir hacia el cielo un humo rosa,  en contraste con el resto de la fotografía que sigue siendo blanco y negro. Esas tomas provienen de una historia que Audrey Hepburn le contó a Steven Spielberg mientras rodaban 'Always' en 1989. Audrey, que de pequeña había sufrido los estragos de la guerra en Bélgica y Holanda, le contó a Steven que recordaba en la estación de tren viendo como se llevaban a los judíos y recordaba en particular a un niño con sus padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le quedaba muy grande, entrando en el tren. Ese momento quedó grabado para siempre en la memoria de Spielberg y lo insertó en 'La Lista de Schindler'. Debido a la violencia y horror representados, Spielberg hizo que Oliwia Dabrowska, la niña de la chaqueta roja, y sus padres le prometieran que no vería la película hasta que cumpliera los dieciocho años. Pero Oliwia vió la película a los once años y se quedó horrorizada. Por otra parte, la niña del abrigo rojo era real y se llamaba Roma Ligocka, quien era además la prima de Roman Polanski. Se reconoció a sí misma cuando vio 'La Lista de Schindler'. Sobrevivió a la guerra y escribió sus memorias llamada: "La niña del abrigo rojo".

Con 'La Lista de Schindler', Steven Spielberg nos ofrece situaciones realistas de como se operaba en parte el Holocausto pero no explica el porqué, ni su origen. Quizás porque resulta inexplicable relatar como la humanidad puede hacer genocidio de sus semejantes. Y, lamentablemente, el genocidio no es algo nuevo en la Historia de la humanidad, ni se erradicó después del Holocausto y de hecho en algunas regiones de Europa, en especial el este, grandes masas de población civil fueron masacradas por su religión, raza y país. No de manera tan metódica e industrial como los nazis pero si de formas incluso más crueles. En una guerra, la ética situacional y la banalidad del mal están muy presentes. Es un marco apropiado para liberar el odio irracional. El auténtico poder de 'La Lista de Schindler' no es que explique el mal, sino que insiste en que los hombres pueden ser buenos en esas situaciones y que el bien puede prevalecer. En lugar de transmitir una narrativa pura y convencional, Spielberg se aferra su dominio técnico, la belleza inquietante de la fotografía de Janusz Kaminski, el lamento de la banda sonora de John Williams y un final, mostrando a Schindler llorando sobre como podría haber salvado a unas pocas personas más, en el cual Spielberg hace foco en aquellos que no hicieron nada en detener esa barbarie y vivieron para lamentarlo. En ese final, los trabajadores judíos le entregan una carta escrita y firmada por todos que, resumiendo, expone lo siguiente:

“(...) Sólo gracias a los incesantes esfuerzos y de las intervenciones de Herr Director Schindler con las autoridades pertinentes, nos quedamos en Brünnlitz, a pesar del peligro existente, ya que, con la primera línea que se aproximaba, habría significado nuestro fin. Esto declaramos hoy, en este día de la declaración final de la guerra, estando a la espera de nuestros oficiales de liberación y de la oportunidad de regresar a nuestros hogares y familias ya destruidas. Aquí estamos, una asamblea de 1100 personas, 800 hombres y 300 mujeres. Todos los trabajadores judíos, que fueron internados en los campos de concentración de Auschwitz y Gross-Rosen, declaran de todo corazón su gratitud hacia el Herr Director Schindler, y estamos de acuerdo enque es exclusivamente debido a sus esfuerzos, que se nos permite ser testigos de este momento, el fin de la guerra. 
(...) Sinceramente queremos que usted ayude a Herr Director Schindler de cualquier forma posible y, sobre todo, a fin de que pueda realizar una nueva vida, ya que a causa de todo lo que hizo, tanto en Cracovia como en Brünnlitz, sacrificó por nosotros toda su fortuna”
(Brünnlitz, 8 de mayo de 1945)

Oskar Schindler murió el 9 de octubre de 1974 y está enterrado en un cementerio del Monte Sion de Jerusalén. Es la única persona que fuera miembro del partido nazi que goza de ese honor.

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