jueves, 26 de mayo de 2022

De repente, el último verano - El jardín de Edipo.

 

"¡Oh, matrimonio, matrimonio! Me diste el ser, y volviendo a engendrar hiciste brotar la misma simiente, y mostraste a padres, hermanos, hijos sangre de una misma sangre, a esposas, mujeres y madres, y cuantos crímenes hay más vergonzosos entre los hombres. Mas no es lícito mentar lo que no es honroso hacer. ¡Por los dioses!, ocultadme fuera de aquí al punto, o matadme, o arrojadme al mar allí donde no me volváis a ver nunca más. ¡Ea!, dignaos tocar a este miserable, obedecedme, no temáis, porque mis crímenes ningún mortal sino yo puede llevar consigo."

Edipo, en Edipo Rey de Sófocles.

Tennessee Williams es posiblemente el dramaturgo más reconocido de aquel Hollywood de los años 50. Varias de sus adaptaciones fueron llevadas al cine de manera exitosa, como 'Un tranvía llamado Deseo' en 1950 y 'La gata sobre el tejado de zinc' en 1958. Precisamente en ese año, 1958, se estrenaba en Broadway una obra de Williams llamada 'De repente, el último verano'. Fue aclamada por los críticos por su tratamientos en temas tabú para la época como la homosexualidad, la prostitución y el canibalismo, aunque tratados con el habitual sutilismo del escritor sureño. La obra llamó la atención el Hollywood y el productor Sam Spiegel se hizo con los derechos y confío la producción al siempre eficiente Joseph L. Mankiewicz y el guión a Gore Vidal y el propio Tennessee Williams. Williams quiso desvincularse un tanto del resultado final del guión y era consciente de que su libertad creativa era mayor en un escenario que una producción de Hollywood. De hecho trata un tema como la homosexualidad muy vigilado por el código de censura vigente e incluso la Legión Nacional de la Decencia. Resulta sorprendente que esas dos organizaciones dieran su consentimiento aunque parece que sintieron que era aceptable por el castigo sexual que recibe Sebastian por su perversión sexual. Era más aceptable para los censores. Lo vieron como relato moral sobre las malas consecuencias de la homosexualidad. Y eso que estaba escrita por un gay como Tennesse Williams. Pero además Gore Vidal también lo era.

Y es que 'De repente, el último verano' gira en torno a la figura de Sebastian. Al igual que en 'Rebeca' (1940) hay un personaje muy presente en cada diálogo, en cada escena y en cada reacción del resto de personajes de ambas películas. Comparte además en común tanto Sebastian como Rebeca que no salen en pantalla, ni pronuncian ni una frase, ni se ve su rostro (solo se ve a Sebastian al final de la película). Como es Sebastian es relatado por sus relaciones personajes y más cercanas, empezando por su madre Violet Venable (Katharine Hepburn), una señora un tanto excéntrica que invita a un cirujano a su casa, el doctor Crukowitz (Montgomery Clift) para que acepte a su sobrina Catherine (Elizabeth Taylor) como paciente y pueda practicarle una lobotomía para curarla de su locura. Crukowitz inicialmente acepta, priorizando que los fondos que va a dar la señora Venable ayudarán a a mejorar su hospital. Pero a medida que conoce a Katherine comienza a darse cuenta de que hay algo más de lo que parece a simple vista, con los cual duda en hacerle una lobotomía. A medida que Catherine va revelando como es, Crukowitz se da cuenta de que tanto la señora Venable como Catherine se deben enfrentar a sus demonios interiores para que la situación tenga una solución clara y positiva.

Ya con la primera intervención de la señora Venable con el doctor Crukowitz, observamos que el aspecto teatral es más que notable y elaborado. 'De repente, el último verano' discurre entre grandes segmentos de conversaciones cuidadosamente escritas donde los personajes exponen los distintos elementos que han afectado a sus vidas en relación con Sebastian. Hay bastante material que deja que el espectador vaya deconstruyendo el relato y observe como es cada personaje, en especial la señora Venable y Catherine. La historia que emerge al final es tan oscura como inquietante. No conocer como es Sebastian ayuda a la narrativa. Sabemos de él por las descripciones que nos dan. Nunca entra en escena pero la animosidad entre Violet Venable y Catherine tiene mucho que ver con él. Intentamos saber que causó su espantosa muerte y porqué su madre decide ocultar la verdad de su hijo Sebastian. El guión de Vidal y Williams es maravillosamente denso e inteligente, repleto de insinuaciones ocultas, frases como dobles sentidos y una psicología desbordante. De hecho, Crukowitz realiza una investigación prácticamente freudiana y psicoanalítica para revelar un trauma anclado en el subconsciente de su paciente que la liberará y le permitirá recuperar su salud mental. Crukowitz se embarca casi en una investigación policial para revelar que pasó en aquel verano y quien es y como era Sebastian.

Esta investigación está repleta de detalles sórdidos. No solo en los relatos de Violet y Catherine, también en detalles visuales y simbólicos. Su llegada a esa casa de aspecto gótico sureño no puede ser más significativa, de igual manera la presentación majestuosa de la señora Venable bajando de ese ascensor cual diosa. Violet Venable tiene aspecto de mujer mojigata y elegante, de mirar a los demás por encima del hombro. Bajo toda esa fachada de respetabilidad, la casa y especialmente el jardín albergan una auténtica jungla. Es un jardín que causa inquietud y que funciona como un reflejo de quienes lo habitan o lo habitaron. Es donde observamos uno de los temas vitales de 'De repente, el último verano': La depredación. Vemos como Violet alimenta a esa planta carnívora con moscas, de como Crukowitz es la presa ideal (De hecho como dice el personaje en la película, la traducción de Crukowiz significa 'Azúcar'). En el relato que cuenta Violet sobre las tortugas y los pájaros observamos esa depredación, esa caza de otro individuo para subsistir, sea por su carne, por hambre, por codicia, por sexo. Después de ese relato, Crukowitz dice: "La naturaleza no está creada a la imagen de la compasión del hombre". Esa frase ya es indicativa del turbador final.

El genio lúdico de Williams es casi una constante en 'De repente, el último verano'. Pesa en cada frase, en como se relacionan ambiguamente con el carácter y destino de los personajes. Y también, ya no solo en el caso de Crukowitz en su propio nombre. En el monólogo enunciado al principio de esta crítica se evoca un extracto del monólogo de Edipo de la tragedia de Sófocles 'Edipo Rey'. En ella se define el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto, en este caso Sebastian con su madre, lo que Freud llamó 'Complejo de Edipo'. En la obra de Sófocles, la madre de Edipo se llama Yocasta, que traducido del latín significa 'Violeta'. Violet es el nombre de la madre de Sebastian. Violet ve lo divino en Sebastian, ve en sus poemas un evangelio, Violet quiere satisfacer a Sebastian en unos límites que bordean o cruzan el incesto, tanto de una parte como otra. De nuevo entre ellos surge la depredación, de como Sebastian usa a Violet como a Catherine como presas. Finalmente Sebastian juega demasiado a ser Dios y acaba castigado por su propia vanidad. Al igual que San Sebastian, es atravesado por flechas hechas por diversas piezas de instrumentos musicales.

La oscuridad de este relato psicoanalítico se traspasa más allá de lo que es 'De repente, el último verano'. Realizar un drama de estas características, tan intenso y emocional, necesita de los actores adecuados. Katharine Hepburn realiza uno de sus personajes más inusuales, casi una villana. El destello de locura que asoma en su rostro desde las primeras escenas es aterrador. Hay momentos que interrumpe sus frases y se queda mirando al vacío. Su aparición es escena es impactante, bajando entre sombras desde ese ascensor. Y cuando habla de su hijo, lo hace con una pasión y fervorosidad casi religiosa, como si realmente fuera un dios que adora, un dios que no tiene que tener imperfecciones. Sus discursos macabros y filosóficos sobre la existencia definen a ella, a Sebastian y al tono general de 'De repente, el último verano'. Para Katherine no fue un rodaje fácil. Su relación con tracy no atravesaba su mejor momento y su personaje era muy difícil. Tampoco le gustaba como Joseph L. Mankiewicz trataba a Montgomery Clift, el cual casi había perdido la vida meses antes en un accidente. Clift pasaba una época muy dura bajo los efectos de las drogas y el alcohol y a veces le costaba retener su texto y concentrarse. Eso enojaba a Mankiewicz y Hepburn se lo recriminó en varias ocasiones llegando una vez, según dicen, a escupir a Mankiewicz. Montgomery Clift estaba impresionado por las interpretaciones de Katherine Hepburn y Elizabeth Taylor. Esta última no pasaba por un buen momento. Recientemente su marido Mike Todd había fallecido en un accidente aéreo y estaba muy afectada. De hecho en el monólogo final, Elizabeth Taylor usó las emociones de la muerte de su esposo para crear la intensidad de esa escena. Solo pudo hacer un toma ya que no pudo dejar de llorar después de completarla.

Joseph L. Mankiewicz nunca estuvo contento con el resultado final de 'De repente, el último verano', a pesar de las buenas críticas recibidas y las nominaciones al Oscar para Katharine Hepburn, Elizabeth Taylor y el diseño de producción. Mankiewizc dota a la película de cierto terror, un aspecto oscuro y sórdido que ayuda a la trama como las escenas de Catherine con los enfermos mentales y en especial ese flashack en la playa. Con ese flashback, 'De repente, el último verano' adquiere un carácter onírico y refuerza todo el simbolismo insinuado anteriormente: la de un mundo que gira alrededor de la crueldad, la depredación y los bajos instintos.


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