martes, 3 de noviembre de 2020

Noche en la ciudad - La ambición de un hombre muerto

 

Dentro del cine noir, estamos acostumbrados a ver escenarios urbanos de Estados Unidos: Nueva York, Los Angeles, Chicago ... Suelen ser el marco ideal para integrar este tipo de historias. 'Noche en la ciudad' empieza con el telón de fondo de una ciudad europea. Y entre esas imágenes nocturnas, una voz se eleva y dice: "La noche en la ciudad. La noche es esta noche. La ciudad es Londres". Una ciudad donde se desarrolla toda la acción y un personaje secundario de toda la trama. Y en medio encontramos a un truhán, un vividor, un personaje extravagante que vendía cualquier artículo con un guiño o una sonrisa, acompañado además de un gran encanta. Ese es Harry Fabian (Richard Widmark) y desde el inicio hasta el final vemos su caída a una pesadilla fatalista.

'Noche en la ciudad' empieza con Fabian huyendo. Es una constante en toda la película. Su vida como truhán le lleva a ir de un lado a otro mientras trabajo haciendo de 'gancho' en un club nocturno bajo la supervisión de Phil Nosseross (Francis L. Sullivan). En ese club también trabaja su novia Mary (Gene Tierney) como cantante, la cual espera llevar una vida más digna que la que Harry le promete. Fabia sueña con montar un negocio que le traiga fama y fortuna e imagina proyectos grandiosos sin que tengan éxito. En un combate de lucha, Harry cree haber descubierto su camino hacia el éxito y un negocio floreciente asociándose con Gregorius (Stanislaus Zsbysko), un ex campeón de lucha grecorromana. Para financiar su idea, Harry utiliza el dinero que le presta Helen Nosseross (Googie Withers), a cambio de una licencia para un nuevo club que quiere montar. Una serie de circunstancias que suceden en solo una noche, donde vemos que eso planes de Harry se abocan al fracaso.

El espacio natural de una ciudad ya había sido usado por Jules Dassin en dos de sus anteriores películas: 'La ciudad desnuda' (1948) y 'Mercado de ladrones' (1949). Por aquella época, Jules Dassin estaba en proceso de ser incluido en la lista negra de la Caza de Brujas de McCarthy. Darryl F. Zanuck, productor de la película, encargó a Dassin dirigir esta película para permitirle escapar de Estados Unidos. Cuando Dassin y el guionista Jo Elsinger reescribieron el guión en las semanas previas al rodaje, Dassin introdujo la historia de desesperación del perseguido. Dassin además aportó un toque de realismo y una dimensión casi laberíntica y fantasmagórica a la capital inglesa. Es un Londres que parece tejerse en una telaraña de callejones oscuros, escaleras, lugares abandonados, apartamentos polvorientos donde reina una fauna diversa de músicos callejeros, falsos mendigos, matones, traficante, ladrones, etc. En lugar de las casas burguesas de Londres, Dassin ubica la trama en las orillas del Támesis y en los distritos obreros. Todo sucede de noche. Solo la luz hace ver sitios más representativos y alejados de esa oscuridad como Trafalgar Square y el Puente de Chelsea. Los personajes evolucionan en esa nocturnidad y a medida que avanza la película, la ciudad de va convirtiendo en un trampa. La atmósfera que crea Dassin se torna más irreal en los lugares donde se refugia Harry: llamas que atraviesan la oscuridad, escaleras enmarcadas en ángulo ... parece todo sacado de una pesadilla. La inhumanidad de Londres se muestra del todo cuando la cabeza de Harry Fabian tiene un precio. 

Jules Dassin incide en los primeros planos del rostro de Harry. Y todos sus movimientos, irregulares, reflejan la preocupación del personaje y su fatal destino. Este antihéroe, perdedor empedernido, no es un criminal, ni tan siquiera un gángster. Harry es más bien alguien cegado por la ambición. Un pícaro que presume ser astuto y que pretende ser alguien. Busca respeto y ya no acepta órdenes de nadie. Cree tener siempre un plan brillante y a pesar de todo, nunca se desmoraliza. Persevera, no se deja derrotar y siempre encuentra nuevos recursos. Pero su irresponsabilidad y mala suerte lo abocan al fracaso y lejos de su sueño de tener una vida plena y tranquila. Arrastra a todos una espiral infernal, sobre todo a Mary, la cual aún tiene esperanzas de recuperar a aquel Harry del cual se enamoró. Gracias a la fantástica interpretación de Richard Widmark, este patético personaje adquiere una verdadera dimensión shakespiriana, con delirios de grandeza y locura incluidos. El frenesí que emplea (De hecho Widmark confesó que acabó muy agotado del rodaje, perdiendo además varios kilos) se lleva todo por delante. Widmark, con esa mueca de risa socarrona a la par que infantil, hace que Harry parezca un niño turbulento en un mundo de adultos, un hombre que se niega a crecer, que quiere hacerse un nombre, ser alguien en la vida.

Mary es, a diferencia de Harry, un  personaje amable y razonable que sueña con el pasado idílico que vivieron juntos. Un fracción de segundo que quedó grabada en una foto. Es la armonía y la calma que busca Mary. Demuestra su amor con paciencia y tolerancia. No ha romanticismo en los actos de Mary. Busca la sencillez en la vida. Harry no se da cuenta de que esa noche es su última oportunidad y Mary se da cuenta de que ya es demasiado tarde y en su rostro se muestra el cansancio y la angustia de esperar que Harry cambie de una vez. Quizás el personaje de Mary, interpretado por Gene Tierney, se hace corto. En los momentos que sale junto con Harry se revela el gran amor que siente Mary y que tal vez le ciega de los actos irresponsables de Harry. Pero también hay personajes turbios que afectan al modo de ser de Harry. Helen Nooseroos es presentada en 'Noche en la ciudad' de manera contundente y definiendo como es: arenga a las chicas de su local de como extraer a los clientes el mayor dinero posible. Da la impresión de ser una mujer segura y decidida pero quiere independizarse del local que manera su marido Phil. Se muestra como una mujer frustrada y codiciosa que solo tiene una idea en mente:  abrir su propio club. Y aquí entra en juego Harry, al cual seduce para conseguir su objetivo. Aunque Phil no es alguien que se deje engañar fácilmente y todavía ama a su esposa. Los celos desencadenarán la trampa fatal.

Esa pareja es interpretada de manera brillante por Googie Withers y Jack L. Sullivan. Googie está asombrosa y perfila una de esa figuras femeninas tan presentes en el noir: la mujer codiciosa que aprovecha sus armas de seducción para conseguir lo que quiere. Y Sullivan siempre está filmando por Jules Dassin en una posición de poder. Su físico enorme ocupa toda la pantalla y oprime a los demás personajes. Aunque no debemos olvidar el eje principal del conflicto: la lucha libre. Vemos a Gregorius, quien a pesar de su grotesco aspecto es, junto con Mary, los dos únicos personajes positivos de 'Noche en la ciudad'. Es un hombre criado en los valores, el honor y la dignidad de la vieja generación. Una positividad que choca de frente con el carácter de su hijo Kristo (Herbert Lom), un promotor de lucha de figura inquietante que nos concede además una escena tremendamente emotiva con su padre. Para hacer de Gregorius, Jules Dassin decidió recurrir a Stanislas Zbysko, un viejo campeón mundial de lucha grecorromana. Dassin sabe que ese actor es el perfecto y adecuado ya que con el rueda una de las peleas más brutales del cine clásico. Esa pelea con 'El estrangulador' es antológica por su violencia brutal y bestia. Es la batalla de dos toros furiosos que parece no terminar nunca. Dassin la filma de forma tan cercana que sentimos cada golpe. Es inusual para la época ver algo así.

Es posible que dentro de la filmografía de Jules Dassin, su obra más reconocida sea 'Rififí' (1955). Pero 'Noche en la ciudad' es sin duda su películas más intensa. Su mezcla de realismo casi documental, la dura descripción de los protagonistas, el expresionismo de los decorados, la angustiosa fotografía de Max Greene confieren a 'Noche en la ciudad' una posición de honor entre los más grandes noirs de la historia del cine.


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