sábado, 7 de noviembre de 2020

Las zapatillas rojas - Vivir para bailar, amar para vivir


"La pasión guía cada extraordinario momento de 'Las zapatillas rojas', que es lo que provoca que estas maravillosas imágenes en Technicolor sean tan vívidas y conmovedoras y cuya brillante belleza ha sido restaurada hoy. Los personajes y el mundo que los rodea han revivido con todo el doloroso esplendor que ellos mismo se esfuerzan por crear. Los rojos brillantes y los azules profundos, los amarillos vibrantes y los negros brillantes, la piel que brilla en los primeros planos, a veces en éxtasis y a veces en agonía, o ambos al mismo tiempo ... tantos momentos, tantas emociones en conflicto, tal torbellino de colores, luz y sonido que prendieron fuego en mi mente la primera vez, la primera de tantos visionados"

Martin Scorsese durante la restauración de 'Las zapatillas rojas'

Seguramente la descripción que realiza Scorsese sobre 'Las zapatillas rojas' sea la más acertada de todas. Como dijeron Michael Powell y Emeric Pressburger, 'Las zapatillas rojas' fue su primero intento de realizar un "espectáculo total" a partir de un guión original donde el color iba a jugar un papel fundamental. Mezclando música, danza, pintura y cine, 'Las zapatillas rojas' podría considerarse como la culminación de la fabulosa carrera de ambos directores. Después de realizar varias películas de propaganda bélica durante la Segunda Guerra Mundial, Michael Powell y Emeric Pressburger fundaron poco después su propia productora: The Archers, con títulos como 'Vida y muerte del coronel Blim' (1943), 'Se a donde voy' (1945), 'A vida o muerte' (1946), 'Narciso Negro' (1947) y 'Los cuentos de Hoffmann' (1951). No solo se encargaron de la dirección, además creaban los escenarios y eran los productores. Su creatividad visual y sus innovaciones técnicas son notables, por no hablar de la fluidez e inteligencia de sus guiones.

'Las zapatillas rojas' fue escrita por primera vez por Emeric Pressburger a finales de los años 30 para el productor Alexander Korda, quien estaba buscando un proyecto para su esposa Merle Oberon. Pero Michael Powell se oponía ya que quería que fuera una bailarina profesional la que protagonizara la película. Poco después empezó la guerra y el proyecto fue casi olvidado. En 1947, Michael Powell y Emeric Pressburger le compraron los derechos del guión a Korda por 12.000 libras. Lo siguiente fue lo más importante: elegir a la protagonista. No solo querían a alguien que supiera bailar. También debía saber actuar y de una belleza deslumbrante. Encontraron a Moira Shearer y vieron que era la elección perfecta pero inicialmente los rechazó. En el año que tardaron en convencerla, consideraron a otras actrices como Ann Tood y Hazel Court y sustituirlas por una bailarina real en las secuencia de ballet. Finalmente convencieron a Moira Shearer. Años después, Moira confesó que no fue una experiencia agradable. Powell fue muy distante con ella, además de bailar horas y horas sobre suelos de cemento, lo cual afectó físicamente a todos los bailarines provocando que sus piernas se hincharan. La carrera cinematográfica de Moira Shearer no fue muy prolífica posteriormente. Intervino en dos películas más con Michael Powell y Emeric Pressburger: 'Los cuentos de Hoffman' (1951) y 'El fotógrafo del pánico' (1960), aunque esta última solo tenía dirección de Powell.

Lo que nos cuenta 'Las zapatillas rojas' es una historia donde el arte que ejerce uno como pasión interfiere en los sentimientos. "¿Por qué quieres bailar? ¿Por qué quieres vivir?", es lo que le pregunta Lermontov a Victoria. "Bailarás y el mundo te seguirá'. El argumento gira en torno a esas decisiones morales ¿Sacrificar todo por el arte? ¿Es imposible conciliar trabajo y sentimientos?. Lermontov no duda ni por un segundo y responde afirmativamente ambas preguntas. Piensa que los demás, en especial Victoria, verán el mundo como él lo ve. Anton Wallbrook borda a la perfección a Lermontov, el orgullosísimo director del ballet, un personaje obsesionado por el baile y absolutamente controlador. No soporta que Victoria y el director de su orquesta se enamoren y notamos en Lermontov la dolorosa soledad y aislamiento de este personaje. En la escena en la cual rompe el espejo de un puñetazo, sentimos el atroz sufrimiento que siente. Quizás por amor a Victoria, por amor al ballet o simplemente rabioso por no controlar el universo donde se mueve. Marius Goring es Julian Craster, ese director de orquesta que se interpone entre Victoria y Lermontov. Es la antítesis de Lermontov al logra conciliar vida y obra. Es quien parece tener más sentido común de ese triángulo de emociones. Victoria es quien se balancea en una posición y otra, donde su devoción obsesiva por la danza guarda un paralelismo absoluto por la obra que representa: Las zapatillas rojas. En ella, partiendo de un cuento original de Hans Christian Andersen, una mujer encuentras unas zapatillas rojas y cuando se las pone no puede parar de bailar. Esa metáfora se traslada a su vida real.

Esta extravagante y trágica historia romántica, esta reflexión sobre el arte y los sacrificios que impone puede incluso reflejarse en cualquier ámbito social, donde a veces hay gente obsesionada con su trabajo y deja de lado su vida sentimental. 'Las zapatillas rojas' nos trasmite todo esos sentimientos de manera que parece un fábula aunque es muy realista. Sus interpretaciones, el manejo de cámara, la profundidad visual, el color, los delirante decorados, la brillante de la fotografía de Jack Cardiff, la belleza de la fotografías, la partitura de Brian Easdale ... todo conforma una magnífica película.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la luna - Nación de codicia, avaricia y violencia

  1921. Tulsa, Oklahoma. Un incidente entre un limpiabotas negro y una chica blanca desemboca en una batalla campal como más de 400 muertos,...