jueves, 24 de enero de 2019

La Favorita - Vértices de poder


Después de llamar la atención del cine mundial con 'Canino', el director griego Yorgos Lanthimos  ha ido ascendiendo con éxito en los círculos cinematográficos. Su visión aguda de la excentricidad, su particular visión de las interacciones humanas y sus mundos distópicos donde expone y crítica las convenciones sociales en películas como 'Langosta' y 'El sacrificio de un ciervo sagrado', han dado paso hacia proyectos más grandes como 'La favorita'. Es seguramente su película más accesible y convencional, lo cual no resta mérito a todo lo que ofrece. Y desde su primera película en 2001, 'My Best Friend', no interviene en el guión. 'La Favorita' se aprovecha más de la visión particular del mundo de Lanthimos dentro de una comedia negra, de época, que parece evocar en parte a 'Barry Lyndon' y donde los comportamientos odiosos de un triángulo de mujeres cínicas y salvajes son la base absoluta de la película.


'La favorita' se ambienta durante el reinado de la reina Ana Estuardo (Olivia Colman) a comienzos del siglo XVIII. Gran Bretaña sigue en guerra contra Francia y su poder se pone a prueba mientras conserva un estilo de vida decadente. Ana tiene una amante, Sarah (Rachel Weisz), que sabe manejarse como una líder y usa juegos sexuales para hacer valer el poder en privado y tomar el control de los asuntos del gobierno. Abigail (Emma Stone) es la prima de Sarah. Llega a la corte de forma desarrapada y es una joven que lo ha perdido todo. Y pide empleo a su pariente lejana. Pero Abigail es ambiciosa y anhela ser algo más que una criada, iniciando una escala social en la corte con favores sexuales, conflictos con su prima e intentado ser la consentida de la reina.

Para Shakespeare y los dramaturgos clásicos griegos, los hechos de los gobernantes reales o imaginarios, los asuntos de estado, las intrigas palaciegas, las cuales funcionan en 'La favorita' de manera prominente, fueron la mayoría de veces una tragedia. El guión de Deborah Davis y Tony McNamara es contundente, profano y afilado en sus diálogos, un drama de época de fuertes instintos políticos unidos por el poder, la ambición, la fatalidad, el deseo, la manipulación y la astucia. Y todo este enfrentamiento se desarrolla en el campo de batalla que es palacio de la reina Ana, que alberga todo lo que necesita para gobernar y existir, siendo además una especie de prisión para la reina. Deborah Davis y Tony McNamara toman elementos históricos y los distorsionan para el propósito de ofrecer esta tragedia. Con Ana muestran a una reina maníaca a la vez que inteligente, excesiva a la vez que infantil con arranques inusitados de ira. Es Ana por donde gira 'La favorita', de como Sarah y Abigail se declaran una guerra secreta e íntima por la atención de la reina.

Y la corte no es ajena a lo grotesco y lo absurdo y está poblada por seres con enormes pelucas y caras pintarrajeadas. Sus pasatiempos son chismes sexuales, carreras de patos y arrojar fruta a personas desnudas. Los hombres están en la periferia como Harley (Nicholas Hoult) aún siendo Presidente de la Cámara de los Comunes, como Lord Marlborough (Mark Gattis), el marido de Sarah y Masham (Joe Alwyn), el marido de conveniencia de Abigail. Los hombres también se aferran al poder y aunque sea una mujer la que gobierna el reino y haya mujeres con poder a su alrededor, ellas deben navegar en ese territorio hostil de dominación masculina. Aunque eso no significa que las mujeres sean víctimas inocentes o pasivas. Al contrario, la trama bulliciosa de 'La Favorita' es impulsada por la maquinación y la manipulación entre los tres personajes femeninos principales. Ana, con dolor producido por la gota y autocompasión, funciona como principal vértice de un discreto triángulo erótico y político que cierran Abigail y Sarah.

Sarah, que conoce a la reina desde que eran pequeñas, es su amante y asesora en temas gubernamentales. Como aliada del lider parlamentario Godolphin (James Smith) y  esposa de un importante comandante militar (Mark Gatiss),  Sarah presiona para la guerra con Francia y con fuertes impuestos a los terratenientes. Sarah, vestida con traje de montar y una figura imponente, combina el poder y el deseo fetichista como una sola entidad. Para configurar a Sarah, una renacida Rachel Weisz se muestra muy diestra en su actuación. Al principio, Sarah es el personaje más manipulador y conspirador. Pero igualmente siente una auténtica compasión por Abigail cuando escucha su historia. Y aún más importante, se preocupa por la reina Ana y aprecia su amistad. Rachel Weisz realiza una actuación de gran entusiasmo y estoicidad, incluso en su momento más difícil Weisz le da a Sarah una resistencia y fortaleza inmensas. Su presencia es hermosa y brillante, de una franqueza brutal. No es de extrañar que Ana esté obsesionada con Sarah.

En cuanto a Abigail, es el claro ejemplo de que es la ambición. De llegar cubierta de barro hasta estar en la cama de la reina. Abigail se puede definir como una variación barroca de Eva en 'Eva al desnudo'. Su apariencia ingenua no es más que una máscara que oculta magníficas habilidades para el combate psicológico. Va manipulando a su voluntad a gente afín a sus intereses, como Harley. Ella hace de todo un juego sucio porque una educación dura le ha enseñado que ninguna pelea es justa. Sarah la acepta como una protegida y tarda mucho en calarla como una rival. Abigail es como Yago en 'Otelo', De la misma manera ambos son siniestros por su duplicidad y manipulación. Emma Stone se luce dando vida a Abigail como dura, ingeniosa, astuta e inteligente. Su Abigail se va oscureciendo y Stone le infunde a esta transformación una tristeza desmoralizadora y trágica. Al mismo tiempo le aporta cierta exuberancia cómica a momentos histéricos (incluso en la escena de la masturbación masculina) y Emma Stone muestra además una capacidad excepcional para combinar risas y lágrimas, de ofrecer un exceso emocional.

Y la reina Ana es por donde gira todo el argumento. Una brillante Olivia Colman se destaca como la reina frágil, con gota, autoindulgente y melancólica. Después de 17 embarazos aún no tiene hijos y se siente deprimida y miserable. Ana, como Maria Antonieta, se distrae jugando con sus conejos y comiendo pasteles. Su aspecto físico y su comportamiento podrían haber sido una caricatura pero Colman encarna a Ana con dedicación y construye una personalidad ambivalente que es también víctima de las intrigas palaciegas y la manipulación emocional. A todo eso hay que unirle sus rabietas infantiles y aunque hay dos mujeres que aspiran a estar a su lado en cada momento, la película también muestra lo solitaria y triste que está la reina. La interpretación de Olivia Colman es excelente, en especial en las escenas finales, cuando su cara hinchada por un golpe apenas le permite hablar, mientras que su mente parece ganar una claridad repentina.

Por otra parte, las facetas técnicas de 'La favorita' son irreprochables: La fotografía de Robbie Ryan , el montaje de Yorgos Mavropsaridis , el diseño de producción de Fiona Crombie, el vestuario de Sandy Powell, el maquillaje, la dirección de artística e incluso la música, la cual, como en anteriores obras de Lanthimos funciona de manera chirriante y combinada con música clásica. Aunque la principal característica técnica de 'La favorita' es la dirección de Yorgos Lanthimos. En 'El sacrificio de un ciervo sagrado', el director griego dio muestras de esta dirección en un lugares cerrados y con largos pasillos. La cámara sigue a los personajes principales y se desliza con suntuosidad por pasillos dorados, con luces y sombras exquisitamente modeladas, con lentes extrañas y ángulos asombrosos representado una especie de coreografía dentro de un palacio claustrofóbico donde se ofrece un retrato moderno de mujeres tan poderosas como defectuosas.

Lo que nos afirma 'La favorita' es que las personas pueden ser inmensamente horribles y capaces de una gran crueldad, especialmente cuando hay en juego poder o riqueza y sin importarles ser mezquinos o ser humillados. Su fortuna sube o baja. La belleza pasa a ser fealdad. El amor es un sinónimo de dominación. O tal vez de sumisión.

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