domingo, 13 de enero de 2019

'A Life at Stake', no te fíes de nadie



He aquí una de esas películas clásicas poco, o nada, conocidas. Un drama con toques noir, o un noir con toques dramáticos. 'A Life at Stake' (Paul Guilfoyle, 1955) supone el segundo trabajo tras las cámaras del intérprete Paul Guilfoyle, quien tuvo una extensa carrera como actor secundario durante más de tres décadas, siendo especialmente recordado por su personaje en 'Al rojo vivo' ('Red Heat', Raoul Walsh, 1949) en el tramo carcelario de la cinta. En los años cincuenta debutó como director en la televisión, medio en el que dirigió varios episodios de numerosas series. Para la pantalla grande dirigió únicamente tres películas que prácticamente han sido olvidadas en el tiempo. En ellas no prescinde de tics televisivos.





El inexpresivo Keith Andess da vida a un arquitecto que está arruinado por culpa de un socio que perdió el dinero de ambos jugando al póker. Entre sus pocas pertenencias está un billete de mil dólares enmarcado, como recuerdo constante de lo que no debe hacer en el mundo de los negocios, de que siempre se puede empezar de nuevo. Esta interesante premisa varía según avanza la trama hacia una mirada alrededor de la desconfianza empresarial. Edward Shaw (Andess) no se fía ni de su sombra, trata con cierto desprecio a todo aquel que se le acerca. En ese aspecto la psique del personaje central abre varias vertientes y posibilidades, sobre todo cuando la película se adentra en el melodrama criminal, con plan de asesinato y todo.

Al tomar nosotros como espectadores el punto de vista de Shaw, todos los personajes que le/nos rodean no están claramente definidos en intenciones, el único punto interesante de una trama demasiado simple en ocasiones y que alcanza momentos realmente delirantes en otras. Si Shaw desconfía de todo el que le rodea no tiene mucho sentido que termine viéndose envuelto en una trama criminal que esconde otro asesinato con la única intención de cobrar el dinero de un seguro de vida. Que el amor, ese sentimiento tan caprichoso y volátil, sirva como excusa para hacer el tonto es algo sobre lo que todos podemos aportar algo de nuestra experiencia vital; en una película como ésta hace hasta gracia.



El principal problema es la no química entre Andess y una imposible Angela Lansbury como femme fatale, que finalmente queda atrapada por las redes del amor, lo que será su perdición. Lo cierto es que Andess no posee feeling con ningún compañero de reparto; sumado eso a algunas decisiones incomprensibles que toma convierte al personaje en un pelele narrativo, lo cual puede tomarse como un divertimento si vemos la película desde esa perspectiva, pero 'A Life at Stake' se toma demasiado en serio a sí misma. Evidentemente eran otros tiempos, mucha parte del cine, sobre todo el de género, tendía a la síntesis. Se narraban las cosas con muchos menos planos que ahora —menos es más, siempre—, aunque el film adolece de cierta torpeza en la transición de secuencias.

Con todo Guilfoyle le imprime un acertado ritmo logrando que el interés nunca decaiga a pesar de ciertas situaciones. Por supuesto una de las bazas del film es el trabajo de fotografía a manos de Ted Allan, quien curiosamente realizó solamente tres trabajos para el cine en ese campo; los momentos de soledad del personaje central reflejan muy bien esa desconfianza general que siente hacia todo el mundo, como si andase perdido sin saber muy bien qué camino tomar. Los claro-oscuros del noir captados a la perfección. A destacar también la banda sonora de un primerizo Les Baxter antes de ser llamado por Roger Corman para vestir musicalmente algunas de las adaptaciones de Edgar Allan Poe.

El desenlace es absolutamente delirante por la forma en la que sucede. Sólo por visionarlo ya merece la pena.

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