Hoy tenemos una firma invitada con nosotros. Vincenzo Lameto, además de un nombre inventado para un gag de 'Seinfeld', es el alias elegido por nuestro invitado, que prefiere mantenerse en la sombra.
"El
viernes pasado un amigo me hizo un comentario a través de whatsapp. Dicho
comentario me dio que pensar. Y posteriormente, a las cuatro de la madrugada,
tuve una revelación: finalmente me di cuenta de por qué se hace el tipo de cine
que se hace, a nivel general, pero sobre todo en España en particular.
La
mayoría de películas (y sobre todo series) “se venden” a partir de un
tratamiento, un dossier o una simple sinopsis. La mayoría de los productores o responsables
de una televisión no leen guiones. Así de claro. Delegan en ayudantes, becarios
o incluso lectores externos. La mayoría de ellos no tienen ni idea de cine. No
saben nada, no han visto nada, no han leído nada… Y un tratamiento lo aguanta
todo. En un tratamiento, tú dices lo que un personaje va a hacer, pero no
tienes que explicar por qué lo hace. Y es ahí donde radica el problema. El
guión, el guión de verdad, es el que llena esos huecos. Y cuando no lo hace,
las películas están llenas de lagunas o son una sucesión de secuencias chulas
sin una conexión plausible. Los personajes secundarios se diluyen, o
simplemente desaparecen, como en Ocho Apellidos Vascos, la película española
más taquillera de la historia. La credibilidad brilla por su ausencia y el
desarrollo de la trama va a trompicones. Pero eso sí, tenemos tres o cuatro
secuencias cojonudas que parecen justificarlo todo. ¿Y cómo llegamos a esas
secuencias? Bueno, en palabras de otro amigo mío: si al espectador no le
importa, a nosotros tampoco.
Y
ese es el otro grave problema. Hacemos este tipo de cine porque hemos
acostumbrado al espectador a este tipo de cine. En términos futbolísticos, el
espectador quiere el balón cortito y al pie. No le metas un pase en
profundidad, porque no va a ir a por él. Todo comienza en los 90. En Misión
Imposible, John Voight le cuenta una milonga a Cruise y este se imagina lo
contrario… y el público se pierde. En L.A. Confidential, el prota al
final tiene que hacer un resumen de la película porque la mayoría del público
ya se ha perdido. En El Buen Pastor tienen que desmenuzar cada información para
que el público no se pierda. ¿Os habéis dado cuenta de que ya casi nadie miente
en el cine? Ni siquiera los villanos más grandes. Como mucho, tejen un engaño fácil
de adivinar, no vaya a ser que defraudemos al público. Y si arriesgas, si
vuelves a los códigos del cine de los 70, te ignoran. Zodiac es el paradigma.
Teje una maraña de información, mentiras y errores, retando al espectador a que
se involucre en la investigación… y el espectador le da la espalda. No le
interesa. A mí dime quién es el asesino, captúralo en una chupi secuencia de
acción y no me des dolor de cabeza.
Así
que ya lo sabéis. Si queréis vender una película, pensad en una idea chula,
escribid un tratamiento y confeccionad un dossier con más fotos que texto. No
es difícil. Haced la prueba. Coged una película mala, muy mala, horrorosa.
Escribid de qué va en una página. ¿A que no tiene tan mala pinta? Reducidla a
una sinopsis de cinco líneas. Coño, si parece hasta buena. En 90 palabras, casi
todas las películas de hoy en día parecen obras maestras. En 90 páginas, la
mayoría de ellas son una mierda. Ese es el cine que se hace. Sobre todo en
España".
Vincenzo
Lameto
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